Lanzarote

Lanzarote, con 862 km2 (sin contar los islotes que forman el archipiélago Chinijo), es la cuarta isla en tamaño de Canarias y una de las tres que componen la provincia de Las Palmas, así como la segunda más próxima al continente africano de toda la Macaronesia, tras Fuerteventura. Su altitud máxima la constituyen las peñas del Chache, con 670 m, zona integrada en el macizo de Famara, que se ubica en el área septentrional de la ínsula. Otras elevaciones destacadas se localizan en el citado macizo y sus alrededores, tales como el volcán Corona (609 m) y el risco de las Nieves (608 m), así como en el sur, en el macizo de Los Ajaches, donde resaltan la atalaya de Femés (608 m) y la cima de Hacha Grande (560 m).

El resto de la superficie insular es, en líneas generales, muy plana, salvo los volcanes situados dentro del Parque Nacional de Timanfaya y en La Geria, algunos de los cuales superan los 500 m de altitud, y contados barrancos como el de Tenegüime. Destaca la amplia extensión de lavas históricas que componen la mayor parte del citado Parque Nacional y su entorno, producto de erupciones volcánicas acontecidas entre 1730 y 1736, así como en 1824. También llama la atención desde el punto de vista geomorfológico y paisajístico el “jable” (sistema arenoso) de Famara, bastante extenso, así como otros sistemas dunares de menor entidad existentes en la costa norte y este. Igualmente, hay playas de arena organógena de mayor o menor amplitud, tales como las de Famara, Matagorda y Papagayo. Un aspecto curioso del paisaje conejero es la existencia de salinas tradicionales, como las de Janubio y Los Agujeros (Los Cocoteros), las cuales se siguen explotando a día de hoy, a las que se suman las de El Río y varias en Arrecife, actualmente abandonadas.

El clima de esta isla es muy similar al de Fuerteventura, con precipitaciones medias anuales inferiores a los 250 mm en casi toda su superficie y unos valores más elevados en las cumbres de Famara, debido al efecto positivo de la altitud y la pendiente, que favorece la formación de nubosidad en dicha área. La temporada de lluvias se extiende principalmente entre los meses de noviembre y marzo, al igual que ocurre en el resto del archipiélago, correspondiendo los valores mensuales más elevados a noviembre, diciembre y enero. En ocasiones las precipitaciones tienen un carácter torrencial, pudiendo producir pequeñas inundaciones y destrozos en infraestructuras y viviendas. La temperatura media anual en la isla es de 20,8º C, con valores más bajos en enero (16,4) y más altos en agosto (24,9). Los vientos inciden durante buena parte del año, alcanzando valores medios de 23 km/h. Como es lógico, la humedad relativa es mayor en las zonas altas de la isla, más concretamente en las cumbres de Famara y Los Ajaches. La proximidad de esta ínsula al desierto del Sáhara hace que con cierta frecuencia lleguen a ella nubes de polvo en suspensión (el conocido “Harmattan” africano), lo cual reduce notablemente la visibilidad y trae aire seco y cálido.
La población actual de la isla es de 141.938 habitantes (censo de 2009), que se reparte por un total de siete municipios, siendo los más poblados los de Arrecife (capital de la isla), Teguise, Tías y San Bartolomé. En cuanto a los núcleos turísticos, los de mayor importancia son Puerto del Carmen (Tías), Playa Blanca (Yaiza) y Costa Teguise (Teguise). La evolución de las plazas alojativas turísticas en esta isla ha ascendido desde tan solo 171 en 1965 a las 63.421 en el año 2009, lo que evidencia un gran crecimiento en poco más de cuatro décadas.

En la actualidad la economía de Lanzarote se basa, en gran medida, en el turismo y el sector servicios, constituyendo uno de los destinos más importantes en el marco de la UE, tanto para el turismo nacional como europeo. A ello han contribuido la gran calidad de sus infraestructuras hoteleras y la existencia de una serie de centros de interés turístico, tales como los Jameos del Agua, la Cueva de Los Verdes, la Fundación César Manrique, el Jardín de Cactus, los miradores insulares, etc., apoyados en un paisaje único y de gran atractivo, así como en la declaración de Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO.

A pesar de la importancia del turismo en esta ínsula, llama la atención la persistencia de una actividad agropecuaria relevante, en particular en sectores como La Geria (viñedos), Teguise (batatas y tomates) y Haría (cereales, papas y leguminosas, y también viñedos), aunque la superficie agrícola se ha reducido enormemente desde la década de 1970, pasando de 12.713 ha a tan solo 4.734 en 2004. Contrariamente, la actividad ganadera no ha dejado de crecer, sobre todo el ganado ovino, caprino y porcino, así como el avícola (gallinas). Por último, hay que mencionar al sector pesquero, que siempre tuvo una gran importancia en Lanzarote, como lo demuestra la propia existencia de un buen número de complejos salineros (sobre todo en Arrecife), asociados a la industria de la salazón del pescado. La pérdida del banco pesquero canario-sahariano en la década de 1970 fue uno de los motivos de la notoria reducción sufrida por esta actividad tradicional, que aún no se ha recuperado.

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