Erizo moruno (Atelerix algirus)
Mamífero insectívoro de 194-245 mm de longitud cabeza-cuerpo. Es de menor tamaño y de tonalidades más claras que el erizo europeo (Erinaceus europaeus). Al igual que otros miembros de su familia, presenta una densa cubierta de espinas a lo largo del dorso, que le sirve de refugio cuando se ve amenazado. Sus orejas y el hocico son bastante prominentes, destacando la mancha oscura existente en parte de la cabeza. En Canarias la coloración individual es muy variable, y va desde ejemplares muy claros a otros bastante oscuros y con mayor extensión del “antifaz” marrón de la cara; se han observado individuos en Gran Canaria y Fuerteventura que carecen casi por completo del mismo. Especie oriunda del norte de África, que ha sido introducida en distintas áreas del Mediterráneo, así como en las islas Canarias (Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote). Se sabe que los primeros ejemplares fueron traídos a Fuerteventura desde Cabo Juby (Sáhara Occidental) en 1892, y que en 1903 ya estaba presente en Tenerife. También hay referencias, algo imprecisas, sobre su aparición ocasional en La Gomera, La Palma y El Hierro, pero necesitan confirmación. En este sentido, las conexiones marítimas entre islas podrían facilitar su dispersión. Ocupa gran parte de la superficie de las ínsulas que habita, si bien resulta más común en zonas bajas y medianías, existiendo algunos registros a unos 2.000 m de altitud en Tenerife y hasta al menos 1.700 m s.n.m. en Gran Canaria. Es particularmente común en cultivos y sus inmediaciones, pastizales y áreas de vegetación xérica y termófila, penetrando igualmente en pinares y, en menor medida, en el monteverde y el fayal-brezal, mientras que en el matorral de alta montaña es muy ocasional. Aunque existe poca información precisa acerca de su dieta en Canarias, se ha confirmado que consume insectos (p. ej. coleópteros), caracoles terrestres, miriápodos diplópodos y frutos de balo (Plocama pendula), así como frutas caídas al suelo (p. ej. peras y manzanas). En el norte de Tenerife es frecuente que sus excrementos contengan restos de diplópodos, y en Gran Canaria se ha observado alimentándose de langosta migratoria (Schistocerca gregaria). Podría tener un efecto negativo sobre la fauna invertebrada endémica, y también sobre algunos vertebrados (reptiles y huevos o pollos de aves que crían en el suelo), si bien faltan estudios al respecto. Apenas se conocen distintos aspectos de su biología, pero se sabe que las hembras paren sobre todo en primavera. En otras zonas geográficas las camadas constan de 1-3 crías, al igual que debe ocurrir en Canarias. Puede considerarse un mamífero invasor con éxito, a pesar de lo cual le afectan los atropellos en carreteras -muy frecuentes-, el uso de productos químicos en la agricultura y la depredación por perros. En ciertos lugares de Tenerife tiene muy mala fama entre los agricultores, ya que éstos creen que afectan a sus cultivos de papas. Como hecho curioso, puede mantenerse en cautividad con relativa facilidad. Así, en Tenerife hay casos de ejemplares cautivos que han llegado a vivir hasta seis años