Corredor sahariano (Cursorius cursor)
Ave limícola y esteparia de 24-27 cm de longitud y 51-57 cm de envergadura. Presenta una coloración bastante críptica con el entorno en que vive, caracterizada por el beige arenoso; las alas son parcialmente negras, y en la cabeza cuenta con una franja gris-azulada, además de sendas listas blanca y negruzca detrás del ojo. Las patas son tridáctilas, al igual que ocurre con otras aves de hábitos muy terrestres y adaptadas a medios desérticos y semidesérticos. Por lo general prefiere correr que volar, de ahí el nombre de “corredor”. En la Macaronesia está presente tan solo en los archipiélagos de Canarias (Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa, además de Tenerife, donde ha criado recientemente, y Gran Canaria, isla de la que desapareció como nidificante) y Cabo Verde (São Vicente, Sal, Boavista, Maio y Santiago, con observaciones esporádicas en Santo Antão, Santa Luzia, Raso y São Nicolau). Ocupa llanuras áridas, tanto de tipo arenoso como terroso-pedregoso, siendo más rara en los “malpaíses” o campos de lavas recientes. Su dieta está compuesta por invertebrados terrestres, sobre todo insectos, aunque también consume a veces reptiles de pequeño tamaño. La reproducción tiene lugar en distintas épocas en función del archipiélago de que se trate. Así, las puestas (2 huevos) se producen en Canarias entre enero y junio, mientras que en Cabo Verde el período de cría se desarrolla entre septiembre y mayo. Se trata de un ave tan adaptada a los ambientes áridos y desérticos que es capaz de criar en épocas de sequía, aunque lo más habitual es que lo haga coincidiendo con el régimen local de lluvias. Se han descrito dos subespecies en la Macaronesia, bannermani (Canarias) y exsul (Cabo Verde), si bien al parecer no son válidas. Es común solo en algunas islas, sobre todo en las más llanas y áridas (Fuerteventura, Sal, Boavista, Maio y Santiago), no descartándose que además de las poblaciones residentes lleguen ejemplares procedentes del noroeste de África, donde es abundante. Recientemente se ha estimado la población canaria en una media cercana a los 2.000 individuos, pero para Cabo Verde no existen datos. Las principales amenazas que le afectan son la alteración y destrucción de su hábitat, las molestias humanas, el choque con tendidos eléctricos, los atropellos en carreteras, la caza ilegal, etc. Es muy sensible a la fragmentación de las llanuras que habita, y por ello ha sido considerada “En peligro” en Canarias.