Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala)

Pequeño sílvido de 13-14 cm de longitud, con dimorfismo sexual bastante marcado, ya que el macho presenta la cabeza negra, las partes dorsales de color gris oscuro y las ventrales de la misma tonalidad, aunque la coloración es blanca en la garganta y cerca de la cola; la hembra tiene la cabeza grisácea y el dorso y vientre de color pardusco claro, con la garganta igualmente blanca. El ojo en ambos sexos es rojo, de color más intenso en el macho, siendo esta una de sus características distintivas. Como nidificante solo está presente en Canarias, donde ocupa todo el archipiélago excepto los islotes, si bien se ha observado durante el paso migratorio en La Graciosa. Además, hay citas aisladas para Madeira y Cabo Verde, pero en el caso de la primera isla existen dudas razonables sobre la validez de la misma. La subespecie presente en Canarias, S. m. leucogastra, no se diferencia genéticamente de las aves continentales, aunque sí de forma externa, debido a su coloración más oscura. Ocupa distintos ambientes, siempre que tengan una cierta cobertura arbustiva, ya sean áreas de cardonal-tabaibal, reductos de bosques termófilos, zonas de fayal-brezal bajo, cultivos e incluso -aunque de manera marginal- el matorral de alta montaña, alcanzando por tanto los 2.000 m de altitud. En el caso particular de Gran Canaria y más aún de Fuerteventura, muestra una especial predilección por las formaciones de tarajales (Tamarix spp.). Su dieta está compuesta por frutos e invertebrados, actuando igualmente como polinizador de plantas endémicas canarias, como ocurre con las crestas de gallo (Isoplexis spp.) y el bicácaro (Canarina canariensis). La puesta consta de 2-4 huevos, y la época de cría tiene lugar de febrero a julio, pudiendo realizar dos nidadas al año. El nido es en forma de taza, más o menos ancho y circular, con telarañas en sus bordes y sin relleno interno, el cual ubica en arbustos y pequeños árboles, entre 0,2 y 5 m de altura, aunque lo habitual es que no supere los 2 m. Esta especie es muy común y está ampliamente distribuida en Canarias (excepto en las dos islas orientales, donde muestra una distribución muy restringida), por lo que no se considera amenazada.

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