Gallineta común (Gallinula chloropus)
Ave acuática de 27-31 cm de longitud total y 50-55 cm de envergadura. Su coloración dorsal es marrón oscura, a diferencia del resto del plumaje, en el que domina una tonalidad gris pizarra; el pico es rojo con la punta amarilla, y sus patas son amarillentas. Presenta franjas blancas en los flancos y en la parte inferior de la cola. Nidifica en las islas Azores (Flores, Terceira, São Miguel y Santa Maria), Madeira (incluyendo Porto Santo), Canarias (La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura) y Cabo Verde (Boavista y Santiago); asimismo, ha sido registrada como accidental en las islas Salvajes, y existen observaciones en distintas islas donde no cría, tales como El Hierro, Lanzarote (Canarias) y São Vicente (Cabo Verde). Habita zonas húmedas artificiales (charcas, estanques y presas), así como lagos y lagunas naturales (principalmente en Azores), barrancos con agua de forma permanente (en Canarias y Cabo Verde) y canales artificiales (en Canarias), con la condición de que tengan una cierta cobertura vegetal en sus márgenes. Su dieta es omnívora, alimentándose tanto de invertebrados como de algunos vertebrados (p. ej. ranas), sobre todo acuáticos, aunque suele salir fuera del agua a consumir brotes y frutos de ciertas hierbas y arbustos, y también aprovecha las plantas acuáticas o higrófilas que crecen en su hábitat. Se reproduce por lo general en primavera, entre febrero y agosto, aunque en Azores el comienzo se retrasa hasta marzo, pudiendo realizar 2-3 puestas anuales que constan de 4-13 huevos, si bien lo más normal es que sean de 6-8. El nido suele estar ubicado entre la vegetación de los márgenes de las charcas, pero también los hay flotantes y a veces lo ubican sobre troncos muertos, tuberías y muros anexos al agua, etc. La tasa de supervivencia de los pollos es baja, siendo habitual que tan solo 1-3 lleguen a emanciparse. Se trata de un ave en expansión en la Macaronesia, donde ha ido colonizando paulatinamente buena parte de los ambientes acuáticos disponibles. Por tanto, sus poblaciones gozan de buena salud, aunque en Cabo Verde de momento crían unas pocas parejas en dos únicos enclaves y en Madeira se halla relegada a contadas localidades. Tiende a concentrarse en grandes cantidades -sobre todo fuera de la época de reproducción-, siendo posible observar una veintena o treintena de aves en un mismo humedal. Entre las amenazas que le afectan están la destrucción y el abandono de charcas tradicionalmente ocupadas por la especie, con el consiguiente deterioro de la vegetación de los márgenes, las variaciones en el nivel del agua, el vertido de productos químicos en los humedales, la caza ilegal, la depredación por mamíferos introducidos (gatos y ratas) y el atropello en carreteras