Herrerillo africano (Cyanistes teneriffae)
Paseriforme de 11-12 cm de longitud. Los adultos de ambos sexos presentan una coloración muy similar, con el dorso azulado o azulado-verdoso, la cabeza negruzco-azulada y blanca y el vientre amarillo o blanco-amarillento, existiendo variabilidad cromática entre las distintas poblaciones; el pico es corto y fino. Se trata de un ave propia del noroeste de África y Canarias, que cuenta con cinco subespecies en las islas: C. t. teneriffae, en La Gomera y Tenerife; C. t. ombriosus, en El Hierro; C. t. palmensis, en La Palma; C. t. hedwigae, en Gran Canaria, y C. t. degener, en Fuerteventura y Lanzarote, esta última muy similar a C. t. ultramarinus, del noroeste de África, hasta el punto de que muy probablemente se trate del mismo taxón. Se diferencia morfológica y genéticamente del herrerillo común (Cyanistes caeruleus), así como también en la voz. Ocupa una gran diversidad de hábitats, desde el cardonal-tabaibal y los barrancos con tarajales (Tamarix spp.) hasta el matorral de alta montaña, a más de 2.000 m de altitud, aunque en las islas centrales y occidentales se comporta como una especie principalmente forestal. Por otro lado, es capaz de penetrar en parques y jardines urbanos, así como en distintos tipos de cultivos. Su alimentación es básicamente insectívora, si bien consume, de forma complementaria, semillas y frutos, visitando a menudo las flores de ciertas plantas endémicas de Canarias, como el bicácaro (Canarina canariensis) y la higuereta (Navaea phoenicea), aunque, en general, no cabe considerarlo como un polinizador eficiente. La época de cría es muy amplia y variable, pudiendo comenzar ya desde octubre, aunque es principalmente primaveral y se extiende hasta julio. La puesta consta de 3-5 huevos, más ocasionalmente 6. El nido es emplazado en oquedades y grietas de zonas rocosas naturales, taludes de carreteras, muros de piedra, edificaciones, etc.; también utiliza las cajas-nido para aves insectívoras instaladas en áreas forestales y los tubos metálicos de los invernaderos, e incluso las farolas del alumbrado público. Los grupos familiares se desplazan por zonas relativamente amplias al finalizar la reproducción, y a menudo forman bandos con otros pájaros de pequeño tamaño, si bien se sabe poco acerca de sus movimientos. Resulta abundante sobre todo en La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, pero no tanto en las restantes islas. Las poblaciones de Fuerteventura y Lanzarote son especialmente sensibles, debido a su pequeño tamaño, y están amenazadas por distintos factores de tipo humano (cambios en la agricultura tradicional, destrucción o tala de las formaciones de tarajales, urbanizaciones, nuevas infraestructuras, uso de biocidas, etc.). También las de La Palma y El Hierro se consideran sujetas a distintas amenazas, que tienen que ver básicamente con los incendios y aprovechamientos forestales, así como con la acción de los depredadores introducidos (gatos y ratas). Como curiosidad hay que resaltar que se trata, con toda probabilidad, del ave que recibe un mayor número de nombres vernáculos en el archipiélago canario