Murciélago rabudo (Tadarida teniotis)

Murciélago de tamaño grande, con antebrazo de 54,7 a 69,9 mm. Tiene las orejas muy anchas y más bien cortas, proyectadas hacia adelante, y la cola sobresale del uropatagio en casi de la mitad de su longitud. El hocico es bastante prominente, dándole un cierto aspecto de perro “bulldog”. Su pelaje es pardo-grisáceo más o menos oscuro, aunque de color variable, con las partes ventrales más claras. La distribución mundial de esta especie comprende el sur de Europa, el norte de África, Oriente Medio y Asia, llegando hasta la India, el sur de China e Indonesia. En la Macaronesia se halla únicamente en Canarias (Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro), aunque existe una cita antigua -bastante dudosa- para Madeira. En este sentido, las prospecciones llevadas a cabo por distintos autores en esta última isla durante las décadas más recientes no han dado resultado positivo. Su hábitat está constituido por acantilados costeros, grandes barrancos y riscos del interior, desde el nivel del mar hasta los 2.300 m de altitud, aunque a menudo acude a cazar a pueblos y ciudades, atraído por las luces del alumbrado público. Por tanto, se trata de un quiróptero eminentemente rupícola, cuyos refugios se sitúan en grietas de zonas rocosas naturales y, en menor medida, en fisuras de grandes edificios y puentes elevados. Vuela rápido y a gran altura, aunque desciende más cerca del suelo cuando caza en las farolas de los núcleos urbanos y rurales, siendo posible oír sus reclamos, que son sonidos metálicos (“tic-tic”). Se alimenta sobre todo de lepidópteros nocturnos, por ejemplo de las familias Noctuidae y Sphingidae, destacando la captura de la esfinge de las tabaibas (Hyles tithymali), por sus notables dimensiones. Su dieta también incluye dípteros, coleópteros, himenópteros, etc. Prácticamente no hay datos concretos sobre la reproducción y se conocen muy poco otros aspectos de su biología, aunque se sabe que está activo durante el otoño tardío y el invierno en zonas bajas y medias de las islas, mientras que en las partes más altas, a unos 2.000 m de altitud, no suele mostrar actividad alguna en esa época, lo cual indica que debe hibernar o descender a cotas inferiores. En Canarias es común y muestra una amplia distribución, excepto en Gran Canaria, donde está muy localizado y se han detectado solo contados individuos. A pesar de ello está sujeto a algunas amenazas, sobre todo el uso de productos fitosanitarios en los cultivos y la destrucción o alteración de su hábitat. Hay indicios de que sus poblaciones se han recuperado o mantenido estables en las últimas décadas

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