Paleontología de Azores

Al contrario de lo que ocurre en el resto de los archipiélagos de la Macaronesia, Azores muestra un desarrollo muy restringido de rocas sedimentarias antiguas, casi en su totalidad de origen marino. Además, el registro paleontológico está prácticamente dirigido a los fósiles marinos, existiendo muy pocas referencias sobre yacimientos terrestres. La isla de Santa Maria es la mejor estudiada, con depósitos fosilíferos que abarcan desde el Mioceno-Plioceno hasta el Pleistoceno, y que corresponden generalmente a niveles horizontales de calizas, areniscas, conglomerados y brechas, intercalados entre los materiales volcánicos. Estos depósitos normalmente muestran un espesor de 3-4 m y se localizan a diferentes alturas (hasta 400 m) sobre el nivel del mar. En los yacimientos marinos del Mioceno de Santa Maria se ha registrado una rica fauna fósil, entre la que destacan foraminíferos bentónicos y planctónicos (Cibicides, Planurbulina, etc.), que indican un medio somero con aguas cálidas. También se ha listado un gran número de especies de gasterópodos, bivalvos, equinodermos, briozoos y crustáceos, que señalan un periodo de depósito entorno al Mioceno superior – Plioceno inferior (7-5 Millones de años). También en estos yacimientos han aparecido restos de cetáceos (Mesoplodon sp.) y tiburones (Carcharodon sp.).
Posteriormente, ya en el Pleistoceno superior, se formaron nuevos yacimientos marinos, playas levantadas, que se encuentran expuestos a 2-3 m sobre el nivel del mar. En estos depósitos también se encuentra una gran cantidad de fauna, destacando los moluscos. Entre ellos aparecen varias especies que actualmente no se distribuyen en Azores, y que corresponden a condiciones oceanográficas diferentes a las de hoy en día, cuando la temperatura del agua y las corrientes oceánicas permitieron la llegada de especies tropicales (Cypraea picta, Polinices lacteus, etc.). Si bien, como ya se ha mencionado, los fósiles terrestres son muy escasos, existen algunos datos de restos vegetales fosilizados en las islas de Terceira, Faial y Pico, encontrados entre materiales volcánicos tobáceos y cenizas. Estos fósiles corresponden a impresiones de hojas y troncos de plantas (Asplenium, Juniperus, Picconia, etc.). Es remarcable la ausencia total de citas de yacimientos con restos de gasterópodos terrestres, fósiles tan comunes en el resto de la Macaronesia.

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