Petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii)

Ave marina pelágica de 25-29 cm de longitud total y 67-73 cm de envergadura. Su coloración es marrón-negruzca más o menos uniforme, aunque presenta unas bandas alares más pálidas en el dorso; la cola es larga y acaba en forma de cuña. Su pico, como el de otros procelariformes, tiene “narinas”, y las patas son palmeadas. En la Macaronesia se reproduce en todos los archipiélagos (Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde), tratándose de una de sus principales áreas de distribución a nivel mundial. Forma colonias en roques costeros e islotes, así como en desplomes al pie de acantilados marinos y en andenes de los mismos en las islas principales, siendo más rara su reproducción tierra adentro. Su verdadero medio es el mar abierto, al que está plenamente adaptado. Se alimenta de peces, cefalópodos y crustáceos, y es capaz de sumergirse a cierta profundidad para realizar las capturas. La puesta, de un único huevo (al igual que en otros procelariformes), se produce en Madeira, Salvajes y Canarias entre finales de mayo y primeros de junio, con eclosiones en julio, mientras que los pollos abandonan el nido a mediados de septiembre, pero en Cabo Verde se han hallado puestas entre finales de enero y mayo, y pollos en nido en el período junio-septiembre. Este petrel ocupa oquedades y grietas situadas entre rocas, en riscos y en muros de piedra, aunque aprovecha igualmente huecos en terrenos de tipo terroso y arenoso -a veces huras de paíño pechialbo (Pelagodroma marina)- o bajo pequeños matorrales. Sus cuarteles post-reproductores se sitúan en aguas sudamericanas, a los que se dirigen a partir de septiembre, para regresar a sus colonias de abril en adelante, más raramente en marzo o incluso febrero. También hay registros aislados en Norteamérica, África occidental, Atlántico Sur y Europa. Sus principales colonias en la Macaronesia se sitúan en las islas Desertas (Madeira), Salvajes y los roques de Anaga (Tenerife, Canarias). Es relativamente común en este ámbito -excepto en Azores y Cabo Verde-, aunque está sujeto a distintos factores de amenaza (depredación por gatos, roedores y gaviotas, visitas humanas incontroladas a sus colonias, deslumbramientos en los núcleos costeros, etc.). En conjunto, las poblaciones de este sector del Atlántico han sido evaluadas en unas 7.500-9.000 parejas.

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