Pinzón azul (Fringilla teydea)

Con 16-18 cm de longitud total, es el pinzón de mayor tamaño de los tres existentes en el mundo. Presenta un dimorfismo sexual muy marcado, de forma que el macho adulto es de color azul fuerte en el dorso y más claro en las partes ventrales, con la cola relativamente larga, un anillo ocular bastante evidente (discontinuo) y el pico robusto; la subespecie F. t. polatzeki se diferencia de la nominal (F. t. teydea) sobre todo por tener dos franjas alares blancas bien patentes, así como por el canto. La hembra es de color pardusco algo oliváceo en el dorso, que contrasta con tonalidades más claras en el vientre y con dos franjas alares, más evidentes en la subespecie polatzeki. Se trata de un endemismo canario relegado a las islas de Tenerife (F. t. teydea) y Gran Canaria (F. t. polatzeki). Es un fiel habitante de los bosques de pino canario (Pinus canariensis), tanto de las formaciones más secas como de aquellas húmedas y de tipo mixto, con sotobosque de monteverde o fayal-brezal; en estas últimas coexiste a menudo con el pinzón vulgar (Fringilla coelebs). Altitudinalmente aparece entre los 1.000 y 2.000 m, aunque a veces se observa en cotas inferiores, sobre todo en invierno. En Tenerife el pinzón azul muestra una amplia distribución, ocupando prácticamente toda la “corona forestal” que rodea el Parque Nacional del Teide, pero en Gran Canaria se halla únicamente en unas pocas localidades, entre las que destacan los pinares de Ojeda, Inagua y Pajonales, en el sector occidental de la isla, aunque en los últimos años ha ido colonizando las cumbres centrales, en parte ayudado por sueltas de ejemplares, como parte de un ambicioso programa de conservación de la especie. Su dieta está compuesta sobre todo por semillas de pino (piñones) e invertebrados (principalmente lepidópteros nocturnos y coleópteros). En cuanto a la reproducción, la puesta habitual es de 2 huevos, que son depositados en un nido en forma de taza, que ubican casi siempre en un pino canario, y más raramente en otros árboles, entre 1,5 y más de 20 m de altura. La época de cría se extiende entre mediados o finales de la primavera y el verano, tratándose por tanto de un nidificante tardío. En Tenerife realiza con frecuencia desplazamientos altitudinales hacia el matorral de alta montaña, por lo general en verano, siendo muy habitual observarlo en lugares donde hay agua. La subespecie típica es bastante común y no presenta serios problemas de conservación, mientras que F. t. polatzeki se considera “En peligro de extinción”, pues cuenta con efectivos muy inferiores (unos 200 ejemplares en libertad) y está sujeta a graves amenazas, tales como los incendios forestales, la fragmentación del hábitat y las molestias humanas. Por fortuna, desde hace varios años se está llevando a cabo una ingente labor de protección y conservación de estas aves, que ha cristalizado en la (re)colonización de nuevos enclaves y en la formación de un “stock” de ejemplares que son capaces de reproducirse en cautividad, de forma paralela a la restauración de su hábitat.

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